lunes, 16 de marzo de 2009

a él no lo veo tan negro ni tan buena onda ni tan progre ni tan lindo.


A Lula lo quiero.
Será porque Brasil me adoptó por temporadas, será porque es el presidente que me gustaría haber votado, será porque es el presidente que mis viejos admiraban ya desde los '80, será porque es el presidente que votó meu namorado brasileiro, será porque vi la emoción de la gente en las calles de Rio el día que asumió.
Y en la mirada de Obama hay alguito que me asusta.
Cierto que Obama no es su antecesor mono con misiles nucleares y deliriums tremens pero dudo mucho que este yerno perfecto que nunca rompió un plato vaya a dejar de lado las políticas de control, intervensión, invasión y despojo a las que los asustados unidos de América son tan afectos.
Lula se forjó verdaderamente en las bases y allí suele invocarse aquel fantasma que recorría al mundo y aquel espectro susurró en cada oído proletario de aquella época que cada emperador era un traidor y el culpable de las múltiples miserias que acosaban a los nuestros.
No geral, seu discurso ao democrata, disse Lula, foi pela não-ingerência. "Eu disse que os EUA precisam ter um olhar para a América Latina de parceria, não de fiscal, de que vai combater o narcotráfico ou de que vai vigiar alguma coisa ou combater a luta armada", afirmou. "Isso não existe mais."
O brasileiro disse ter avisado a Obama que vai propor ao Unasul (União das Nações Sul-Americanas) a criação de um conselho de combate ao narcotráfico similar ao de Defesa, para "não ficar dependendo da ingerência de ninguém numa coisa que nós temos de resolver pelas próprias mãos".
(Folha de Sao Paulo, hoy)
Así que la mirada de este presidente mulato, que se proyecta con una intensidad que no se sabe si es la de la mira del misil o el reflejo de la interna convicción yanquie de que están para salvar al mundo y que para eso necesitan que los dejen hacer lo que quieran en todas partes del mundo, si total es por nuestro propio bien. O tal vez yo soy una malpensada y sólo se trasluce una tierna empatía de este bisnieto de esclavos por este otrora obrero.
Por que si el Sueño Americano era hacerse rico desde la pobreza más absoluta, en Sudamérica, todo una generación, la más admirable y la más perseguida, la de mis padres, soñó que gobernarían obreros, indígenas, mujeres.
Pero la forma en la que se materializa el deseo siempre guarda gran distancia con el deseo mismo. Los que soñaban con la revolución están obligados a ver que estos obreros, estos indígenas, estas mujeres a duras penas pueden abrochar ante los más poderosos las consignas de independencia. El yugo es tan escurridizo, tiene tantos disfraces, tantos pasadizos, tan sutiles maneras de mandar y matar como de amarrar al rebelde.
A mi generación se le negaron los grandiosos sueños de nuestros padres. Los masacraron tanto que nacimos huérfanos de utopías propias y a veces de madres, de padres, de abuelos, y de abuelas que nos buscaron y nos buscan a contrareloj, hambrientas de reencuentros, de justicia y de paz social.
No puedo soñar el gran sueño, los de mi alrededor tampoco. Nos tienen rodeados de espejos de colores y de incomunicación desde hace rato.
Pero yo sueño que sueño. Y sueño que alguna vez, alguno o alguna de mi patria le va a decir a algun presidente de esos de usa, que no, que no se meta, que no es asunto suyo. Que no vamos a depender de ellos para resolver asuntos que debemos, queremos y podemos resolver con nuestras propias manos.
Yo a Lula lo quiero mucho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy lindo tu texto.
Es cierto lo que pensas. De las utopías y los sueños. De los abuelos, los padres, las negras y las trabajadoras.
Aquí llega Obama para salvar el crédito de lxs consumidores norteñ*s.

Besotes desde la City!
Max Power